M.R.J.
Campos FM, la radio cultural de Campos del Paraíso que en noviembre cumplirá cinco años, ha comenzado la temporada con un nuevo espacio en directo que el pasado viernes emitió su primer programa. Se llama ‘La escaleta’ porque sus directores y presentadores Maite Martínez y Pedro Manuel Gismero se lo han tomado muy en serio preparando y estudiando a conciencia el guión con la estructura de las secciones del programa, un trabajo que les lleva su tiempo pero que afrontan con ilusión. Según ha explicado Maite a esta redacción, será un magazine de contenido variado pero con un enfoque más “actual” que los otros dos que ya se emiten en la emisora, más centrados en la historia y las tradiciones del municipio, para ofrecer un contenido diferente, “más generalizado y abierto”, y conectar también con el público más joven. Ambos llevan colaborando con esta radio desde sus inicios durante los meses de verano. Realizaban los programas ‘Rebobinando’ en los que rememoraban la música de su infancia y adolescencia de los años 80 y el pasado julio también organizaron una exitosa radiogincana para niños en la que participaron unos 30.
Redacción
Hace 450 años Fernando Carrillo de Mendoza y Villarreal, VII conde de Priego, mayordomo mayor y consejero de Juan de Austria, fue enviado por este a Roma para trasladar al pontífice Pío V la noticia de la victoria de la armada católica que lideraba sobre el Imperio Otomano en Lepanto, una gran tragedia humana que es considerada la mayor batalla naval de la historia moderna o lo que Miguel de Cervantes calificó como “la más alta ocasión que vieron los siglos”. Ser portador de aquella “buena nueva” le valió la licencia para construir, sobre la ermita de San Miguel de su villa pricense, un convento para una comunidad de franciscanos descalzos cuya construcción finalizó en 1573 y que bautizó como San Miguel de la Victoria, haciendo honor al resultado del 7 de octubre de 1951 y a la onomástica del día que el conde partió hacia la contienda (29 de septiembre). Además, Pío V también le concedió una bula de jubileo e indulgencia plenaria (perdón de Dios) para todos los fieles que visitaran en la Pascua de Resurrección y el día de la Asunción la capilla del Rosario que estaba ubicada en la iglesia parroquial de Priego.
M. Raspal Jorquera/Fotos cedidas por David Gómez de Mora
Comenzó como una investigación sobre la genealogía familiar pero la historia de los pueblos y de los vínculos entre clanes de la Alcarria conquense atrapó a David Gómez de Mora, que ha querido honrar la memoria y los orígenes de sus antepasados con la publicación de tres libros sobre la historia, patrimonio y linajes de Villarejo de la Peñuela, La Peraleja, Saceda del Río, Carrascosilla y Caracenilla —junto con otros dos sobre localidades de La Manchuela—. Este profesor de Secundaria de Vinarós (Castellón), licenciado en Geografía y diplomado en Ciencias Religiosas, ha contado a esta redacción que creció escuchando las historias que le narraban su abuela, que vivió a caballo entre Huete y Cuenca, y su bisabuela, natural de Valdemoro del Rey. Ellas le transmitieron esa pasión por una tierra de la que se declara enamorado, sentimiento que le empuja a viajar a menudo desde su lugar de residencia para continuar recopilando información sobre la “riqueza” de unas tradiciones y costumbres que ve cómo se están perdiendo y serán irrecuperables dentro de unos años, cuando desaparezcan los últimos vecinos que las vivieron y recuerdan.
Mónica Raspal Jorquera/Fotos enviadas por Patricia Gómez Jordán
Desde que inició sus estudios de Magisterio, Patricia Gómez Jordán tenía claro que quería hacer sus prácticas en el entorno rural, en concreto en el Colegio Rural Agrupado (CRA) Los Olivos de Gascueña, el pueblo materno al que se trasladó a vivir para realizarlas el curso pasado y donde se ha quedado este para preparar las oposiciones, ya que su idea es seguir orientando su carrera como maestra de educación infantil a la escuela rural. Ella misma reconoce que esta elección no es nada común entre los estudiantes —solo conoce otro caso como el suyo— pero se declara amante y activista del medio rural —también está en la comisión de festejos del pueblo de su padre, Olmedilla de Eliz— y quiere transmitir a los niños esa afinidad con la naturaleza y enseñarles a usar el entorno, pues apunta que las actividades que se realizan en los pueblos desde hace décadas son las más sostenibles.