Tras las huellas de una Alcarria por descubrir, la conquense
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Los periodistas Marta Márquez, Manuel Campo Vidal, Denis Escudero y Pedro Rolán durante la presentación.
Mónica Raspal Jorquera
Tres años después de que la ‘Revuelta de la España Vaciada’ se manifestara en el centro de Madrid y con una pandemia de por medio, la despoblación es un tema que está muy presente tanto en los medios de comunicación como en la agenda política, incluso con su propia candidatura electoral. “Las cosas han cambiado y hay que aprovechar que el viento sopla de cara para dejar el cortoplacismo político en el que está instalado el país desde hace décadas y tener visión de futuro”. Así lo afirmó el periodista Denis Escudero durante la presentación en la librería madrileña Antonio Machado de su libro ‘La España que abandonamos’, una obra que autopublicó en junio de 2020 y que ahora ha reeditado la editorial Malpaso y Cía. Durante el verano de 2019, Escudero recorrió más de 2.200 kilómetros durante seis días acompañado de Pedro Rolán, su amigo y colega encargado de inmortalizar a través de fotografías las vivencias en ocho localidades con muy pocos habitantes, que no vacías, de distintos puntos de la geografía española, entre ellos Portalrubio de Guadamejud, en la Alcarria conquense (ver Alcarria Es Más, 16 de enero de 2022).
Sin caer en el dramatismo y el pesimismo, dar voz a sus vecinos, a los que resisten, y poner en valor su lucha eran sus objetivos. Contar las historias de quienes vieron cómo muchas puertas se cerraban para siempre y el municipio dejaba de ser el mismo porque “lo que da entidad a los pueblos son las personas” y, pese a que todos tienen puntos en común, cada uno tiene su propia historia. Y es que más allá de las cifras que también aporta —en más de 1.000 localidades no nacen niños desde 2012, se pierden 5 habitantes cada hora y 3 de cada 5 están en riesgo de extinción—, el autor pone el foco en lo pequeño para hablar de lo universal. Los relatos de los protagonistas de Portalrubio (Cuenca), Trevejo (Cáceres), La Estrella (Teruel), Jánovas (Huesca), Castillonuevo (Navarra), Villarroya (La Rioja), Valtajeros (Soria) y Jaramillo Quemado (Burgos) son el “grito” de quienes llevan muchos años silenciados y a la vez, como expuso Pedro Rolán, una reivindicación de “lo que cada uno de nosotros somos, así vivamos en pueblos o en ciudades” porque “las historias de los pueblos forman parte de nuestra historia personal y familiar y de la historia de España y sin ello sería imposible entender los cambios experimentados por la sociedad española en su conjunto”. En su opinión, “la atención que dispensemos a esas historia, a su realidad y al entorno que las sustenta, marcará nuestro destino y qué tipo de sociedad y de país vamos a tener en un futuro”, añadiendo que quizá “las respuestas y soluciones residan precisamente ahí, en ese casi 80% del país hacia el que en gran medida el 20% restante ha vivido de espaldas durante demasiado tiempo”.
Para Escudero, la pandemia ha demostrado “lo necesarios que son los pueblos para la vida en las ciudades” pues la agricultura, la ganadería y la pesca, como actividades esenciales, nunca paran. Sin embargo, cree que se ha dejado escapar una posibilidad de poner en valor el medio rural no solo reforzando estas actividades, sino también apostando por una industrialización que ofrezca posibilidades de trabajo novedosas. “El teletrabajo no es una solución si no es permanente”, matizó apelando a las administraciones a “mover ficha” y tomar “medidas acertadas porque ya no hay margen de error”, mientras que sí tenemos ejemplos de resurgimiento en países como Laponia y las Tierras Altas de Escocia. El reportero está convencido de que la despoblación no es una moda sino que cada vez se hablará más y más de ella pues el impacto es mayor en nuestra vida cotidiana en las ciudades, donde unas 10.000 personas al año mueren por contaminación. “Un 10% de la población que ocupa el 70% del territorio se ocupa del 100% de las reservas de agua y oxígeno para el disfrute de todos y de gran parte de nuestra reserva alimentaria. Tenemos que devolverles el prestigio y el estatus que merecen y nunca debieron perder”, defiende.
En el mismo sentido, Manuel Campo Vidal, periodista encargado de presentar la publicación, recordó lo mucho que costó que los medios de comunicación les hicieran caso pues durante mucho tiempo la información de los pueblos no interesaba. Y cuando se produjo el cambio, pasaron del silencio y la ignorancia a ofrecer “con buena fe” una visión “catastrofista” del mundo rural. “Fue injusto porque en los pueblos hay cosas muy extraordinarias y hay que acercarse a conocerlas”, apuntó. Para Vidal, las cosas han mejorado por el movimiento tan fuerte que ha surgido en las provincias y, aunque que a su juicio se le dé “poca importancia”, hay una secretaría para el Reto Demográfico con “alguien de los nuestros” al frente, Paco Boya. “Estamos mejor, hay mucho camino recorrido pero pedimos más velocidad. Las medidas hay que tomarlas ya porque vamos contrarreloj y, como dice en el libro uno de los alcaldes, hay que pensar no en las próximas elecciones sino en las próximas generaciones”.
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