Mónica Raspal Jorquera
Quizá nos cueste imaginarlo pero hubo una época en la que no había ni radio ni televisión, ni siquiera leña para calentarse, y la gente de los pueblos, al finalizar la jornada, se reunía al calor de los animales en la cuadra, donde se entretenían contando historias, bailando y cantando canciones como El prisionero, La mora cautiva, La doncella guerrera, La "señá" Eulalia o ¿Dónde vas Alfonso XII?. Pero también amenizaban sus tareas cotidianas, cuando iban a labrar, a segar, a coger aceitunas o a realizar la matanza, con cánticos que ya se han perdido, excepto los rescatados por gente como Goyo Moraleja, contable y agricultor de profesión pero músico de vocación, nacido en Villalba del Rey y actualmente residente en Carrascosa del Campo. Como ha relatado a esta redacción, hace muchos años que comenzó, magnetófono en mano, a recoger de boca de los mayores de los pueblos de la Alcarria conquense ese folclore tradicional para incorporarlo a los grupos musicales de los que ha formado parte y evitar así su total desaparición.
Mónica Raspal Jorquera
“La cultura es necesaria, aunque solo unos pocos apostamos de manera incondicional por ella. Si fuéramos capaces de programar actos culturales de calidad en nuestros pueblos pequeños seguro que vendría gente y nos ayudaría de algún modo a combatir la despoblación, pero para eso necesitaríamos que los que nos gobiernan apuesten por descentralizar este tipo de programas y eso no parece que esté en sus intenciones. Todos sabemos que la cultura no da votos, por eso es muy difícil que crezca en nuestra Alcarria”. Así defiende el actor y escritor nacido en Alcohujate, Julián López Razola, el compromiso por la cultura que, a su juicio, deberían hacer las administraciones. Dirige la compañía CuTeatro, fundada en 2016 y de la que forman parte el guitarrista y profesor del Conservatorio de Música de Cuenca, Félix Sanz, el bibliotecario y actor de Villar de Olaya, Juanjo Alfaro, la cantante y actriz de Albendea, Dori Arribas, la bailaora Yolanda del Barrio, la actriz Esperanza Parra y el actor Pablo Ibánez.
T.I.V.J.V.
Desde hace años en las noches de julio de luna llena se oyen los aullidos de un lobo cerca de Priego. No es nada más que un joven del pueblo y esta es su historia en forma de leyenda. "En Priego existe una leyenda que habla sobre la existencia de un chico que quizá tenga cualidades licántropas en las noches de luna llena. En dichas noches se puede escuchar su aullido lleno de desesperación debido a que hace mucho tiempo había dos lobos felices que eran hermanos y adoraban hacer gracia a los habitantes del pueblo. Hasta que un fatídico día uno de ellos falleció, dejando al otro con una gran pena en el corazón, manifestándola desde entonces con aullidos llenos de pena y dolor, al ser incapaz de derramar una sola lágrima".
Mónica Raspal Jorquera
El miedo por la situación de incertidumbre que supone el confinamiento y la cuarentena para evitar el contagio por coronavirus COVID-19 y el dolor por la pérdida de los seres queridos son dos emociones que está experimentando intensamente la mayor parte de la población. Pero también, como toda crisis, nos brinda la oportunidad de darnos cuenta de lo que es realmente importante y de indagar en nuestro interior para ver si estamos viviendo la vida que queremos, "en el camino de nuestra alma". Así lo afirma la coach castejonera Paz López que desde 2012 imparte en Cuenca sesiones de la técnica Rebirthing o “respiración consciente conectada” —técnica creada en los años 60 del siglo XX por el estadounidense Leonard Orr—. También conocida por su faceta de escritora —es autora del libro de poemas 'Una brizna de esperanza', la novela erótica 'Batalla Blanca' y el relato infantil 'Álex y el lobero', basado en la leyenda sobre el lobero de su pueblo, Castejón—, en esta entrevista nos da algunas claves para afrontar el proceso de duelo "no físico" y para mirar más allá de un miedo que, asegura, se puede gestionar con amor.
Mónica Raspal Jorquera
Aunque nació y durante su infancia estudió en Tarancón, Maite Orozco Calvo se crió en Leganiel hasta que a los 18 años se trasladó a Madrid para cursar Sociología en la Universidad Complutense. Desde entonces estuvo yendo y viniendo a su pueblo para ver a su familia pero nunca llegó a cambiar los datos del DNI, porque siempre vio como “provisionales” los lugares en los que vivía. Hace un año se le presentó la oportunidad de parar y darse un respiro volviendo al que denomina “campamento base familiar”. Dejó su trabajo en una consultora y, aunque al principio no tenía muy claro por dónde continuar, de manera natural terminó por dedicarse a lo que sabe hacer, el diseño digital, pero un entorno “más cómodo y tranquilo”. Hoy, con casi con 49 años, se siente una vecina más del municipio y asegura que la transición ciudad-campo ha tenido “poca fricción” para ella. Como cuenta en esta entrevista concecida a Alcarria Es Más, considera que el teletrabajo es una realidad que ha llegado para quedarse y una oportunidad también para el mundo rural pero matiza que “hay más charla emprendedora que apoyo emprendedor” real y que los que se deciden por ello están solos y deben contar con “herramientas y recursos propios” para sacar sus proyectos adelante.
Mónica Raspal Jorquera/Fotografías enviadas por Javier Pelayo
El cantautor conquense Javier Pelayo quiere llevar su poesía y su música a los municipios más despoblados de la provincia, la mayoría sin servicio de Biblioteca pero con lectores asiduos que incluso forman parte de clubes de lectura o comparten tardes en torno a los libros. Ha podido conocer algunos de ellos, normalmente formados por mujeres, en las visitas realizó el año pasado al de Vellisca (ver Alcarria Es Más, 21 de abril de 2018) o Huerta del Marquesado gracias a la oportunidad que le brindó Consuelo García, coordinadora del servicio de Bibliobús. Asegura que la particularidad de estas actuaciones está en las caras de quienes le escuchan. “La comunicación con ellos es mayor. Si hay libros alrededor o cerca, bien. Si son libros de poemas, mejor. A veces, la poesía salta de ellos y se mezcla con los acordes de la guitarra”, afirma. Según ha explicado en una entrevista concedida a esta redacción, le parece “de justicia” que dichos pueblos también cuenten con una oferta cultural basada en actividades más allá del Programa Talía de la Diputación de Cuenca, que solo permite dos actuaciones por localidad. Por eso lleva varios años presentando varios proyectos a distintas instituciones sin demasiada respuesta.