Redacción
El agua de mares, ríos y lagos ha sido la protagonista esencial para la configuración del paisaje actual de los alrededores de Priego, un conjunto de rocas sedimentarias que son testigos de la evolución geográfica de la región en los últimos 200 millones de años en este municipio situado en el límite entre la Alcarria y la Serranía conquense. Por ello este año ha sido escogido por la Sociedad Geológica Española para celebrar el sábado, 11 de mayo, el 'Geolodía' —el año pasado fue el Valle del Calvache de Barajas de Melo (ver Alcarria Es Más, 9 de mayo de 2018) y el anterior los páramos cenozoicos y de lapis specularis de Torralba (ver Alcarria Es Más, 5 de mayo de 2017)— una jornada la de visitas guiadas con contenido "riguroso y divulgativo" a “lugares interesantes” en todas las provincias para dar a conocer la importancia social de este patrimonio geológico y concienciar sobre su necesaria protección.
M.R.J.
Ejerciendo su competencia de velar por la “utilización racional de todos los recursos naturales”, en concreto porque sus aguas permanezcan en “condiciones de calidad para los diferentes usos de los vecinos”, y conscientes del “impacto negativo de los residuos agrícolas y ganaderos, en especial los purines, sobre las superficiales y subterráneas”, el Ayuntamiento de Buendía ha aprobado una ordenanza municipal reguladora de su almacenamiento, transporte, vertido y distribución en los suelos agrícolas, en concreto de los derivados de la ganadería porcina intensiva, quedando excluidos los generados en corrales domésticos de pequeña entidad. Según el acuerdo adoptado por el Pleno del pasado 15 de abril, el Boletín Oficial de la Provincia de Cuenca (BOPC) ha publicado hoy el anuncio por el que esta normativa se somete a información pública por el plazo de 30 días, a contar desde mañana, pudiendo ser examinada para posibles reclamaciones en las dependencias municipales y en la sede electrónica www.ayuntamientodebuendia.sedelectronica.es.
Redacción
La 'Asociación SOS Patrimonio Conquense' ha publicado la actualización de su inventario con los bienes arqueológicos, históricos y medioambientales de la provincia que que se encuentran en un estado precario de conservación y, por lo tanto, están en “serio peligro de desaparecer”. Fue en 2016, siguiendo la idea de la Lista Roja del Patrimonio de la 'Asociación Hispania Nostra' —que recoge elementos patrimoniales españoles en "riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores”—, cuanto esta entidad publicó la primera relación de bienes en mal estado para concienciar a la ciudadanía, tanto a las administraciones como a los propietarios privados, de que tomaran medidas. Según explican, desde entonces han ido realizando un seguimiento sobre los bienes que han sido rehabilitados y dados de baja, como es el caso de la Casa de los Linajes o de los Salcedos de Huete, del Puente de Cristinas de Pajaroncillo, del Puente del Chantre de Cuenca —aún cerrado al paso pues le falta el suelo— y de la Iglesia de San Bartolomé de Moya, recuperados gracias a la intervención de sus consistorios y de la Diputación de Cuenca. Por el contrario, han entrado en la lista el Castillo de Al-Qala de Alcalá de la Vega, la Casa del Alfar de Pedro Mercedes y la Iglesia de San Martín Obispo, los dos últimos en Cuenca.
Redacción
Justo en el punto medio entre el equinoccio de primavera y el solsticio de invierno (la noche del 30 de abril al 1 de mayo), los celtíberos que habitaron esta zona de la Península Ibérica desde finales de la Edad del Bronce hasta la romanización de Hispania, celebraban la floración, la aparición de los primeros frutos y el apareamiento animal, es decir, la temporada en la que la fertilidad de la Tierra alcanza su punto más álgido. Y lo hacían con rituales al aire libre llenos de luz y color como agradecimiento a la madre Tierra y culto al amor y la fecundación. Tras un tiempo de investigación, Margarita Herrera Munera, de la 'Asociación Cultural La Cava' de Garcinarro, consiguió asociar este importante evento con el momento en que la entrada del sol por la puerta del santuario ilumina el altar de este yacimiento, que fue uno de los mayores asentamientos celtíberos que tuvo España en la Edad de Hierro.
M.R.J., enviada especial a Garcinarro
Las piedras simbolizan la perennidad, la invariabilidad, la energía y la fuerza del Universo. Dicen que si hablaran nos contarían muchas historias, de hace millones de años. También dicen que solo hay que saber escucharlas, aunque a menudo no lo hagamos. En los cuadros de José Luis González Cerezo las piedras tienen una nueva oportunidad de expresión transformadas en arte, pues son la materia prima única y protagonista de unas creaciones realizadas con cientos o miles de pedacitos de vida, como puzles en tres dimensiones en los que todas las piezas encajan. Manifestaciones artísticas extraídas de la propia naturaleza y rebosantes de ella. Son el resultado de una técnica depurada y perfeccionista y de horas y horas de paciente tarea puliéndolas y encajándolas de forma que el espectador apenas se percate de los distintos materiales, pues parte de la magia de cada obra son los elementos que las componen, entre otros mármol, granito, arcilla, e incluso lapis specularis (espejuelo) de la zona para recrear ventanas, siempre en sus colores originales.