Tras las huellas de una Alcarria por descubrir, la conquense
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'La Alcarria Es Más' es portal colaborador de la muestra.
Mónica Raspal Jorquera. Enviada especial a Córdoles, Guadalajara
Las brujas nunca existieron, únicamente en la imaginación de los poetas y en las “mentes calenturientas” de la época, aunque sí hubo muchas “prácticas brujeriles” porque algunas mujeres se ganaban así la vida y “algunos mendrugos de pan”. Pero la Inquisición, “que de todo tuvo menos de santa”, dio pábulo a muchas envidias y resquemores por lo que una gran cantidad de ellas fueron acusadas de brujería. Fernando León Cordente defendió así las conclusiones de las investigaciones realizadas por su hermano Heliodoro Cordente —el desaparecido escritor e investigador conquense, autor de la obra 'Brujería y Hechicería en el Obispado de Cuenca’ de 1990— durante el acto de inauguración de la exposición permanente ‘Brujas de la Alcarria’ que, recogiendo el testigo de este “pionero” trabajo documental al que rinde homenaje (ver Alcarria Es Más, 23 de mayo de 2016), ya se puede visitar todos los fines de semana en el Monasterio de Monsalud de Córcoles, en Guadalajara .
Javier Fernández Ortea y Fernando León Cordente con la reproducción de la portada de la obra de Heliodoro Cordente en homenaje a su trabajo.
Con la apertura de la muestra, según Cordente, sus promotores están escribiendo “una página importantísima e insustituible no solo de la historia de la zona, sino de la regional, la nacional y, por qué no decirlo, de la mundial” pues, además de rescatar los principales casos documentados durante los siglos XVI y XVII en la comarca, se trata del primer espacio centrado en esta temática que incorpora tres simuladores virtuales en los que el visitante puede volar en escoba, ser quemado en la hoguera y sufrir el escarnio público en el cepo, tal y como destacó el impulsor de la inciativa, Javier Fernández Ortea, gestor y dinamizador del monasterio y del yacimiento romano de Ercávica, en Cañaveruelas (Cuenca). El objetivo es aunar un prolijo trabajo de investigación en el Archivo de la Inquisición de Cuenca con las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías para que la visita sea toda una vivencia histórica y sensorial que atraiga turistas y contribuya a revitalizar la Alcarria.
Fernández Ortea explica los casos de Gascueña en presencia de la alcaldesa de esta localidad, María del Rosal Martínez Balmisa, que asistió a la inauguración.
Los paneles informativos dedicados a los casos de localidades conquenses como Tinajas, Villanueva de Guadamejud, Huete, Gascueña, La Ventosa y Castejón y de caracenses como Sacedón, Alcocer, Córcoles y Pareja quieren arrojar luz sobre quiénes fueron realmente aquellas mujeres consideradas hechiceras, brujas o clarividentes con “nombres y apellidos” y con sus propias palabras, es decir, unas "brujas con rostro”, no un producto de la imaginación colectiva. Y es que, según Fernández Ortea, no es que en esta zona se realizara una brujería diferente o específica, sino que tenemos la suerte de que en ella se ha conservado mucha más documentación que en otros lugares.
Los visitantes pueden experimentar el vuelo en escoba y la quema en la hoguera de forma virtual.
Como explicó durante la primera visita guiada, muchas de estas mujeres simplemente tenían “fama de brujas” porque, por un motivo u otro, no contaban con la simpatía de sus vecinos y no eran queridas por el pueblo. A algunas de ellas las culparon de casos de infanticidio cuando en realidad los niños amanecían afixiados porque las familias dormían amontonadas o con signos de violencia, probablemente por el maltrato de sus padres, una práctica que entonces no estaba mal vista y que incluso se consideraba un método educativo. Además, los inquisidores amenazaban con la pena de excomunión para que, “por conciciencia de su alma”, los habitantes declararan en contra de quienes consideraran sospechosas de estas prácticas.
Muchas sentencias obligaron a las condenadas a ir en romería hasta el Monasterio de Monsalud a expiar sus culpas.
Aunque las sentencias no eran de muerte, las torturaban, las recluían de por vida en su casa y las colgaban el estigma social de pecadoras, que además heredaban sus descendientes. Sin embargo, n algunos casos, las acusadas explotaron esta fama para hacer negocio, amenazando a los vecinos y aprovechando la psicosis colectiva para extorsionarles, o convertirla en una forma de vida como saludadoras, curanderas y echadoras de cartas.
Muchos fallos también las obligaron a ir en romería hasta el Monasterio de Monsalud a "expiar sus culpas", una de las “grandes excusas” para ubicar en este impresionante templo románico una más que recomendable exposición que ahora rescata su memoria y con ella una parte de la historia de la Alcarria.
Exposición 'Brujas de la Alcarria' -Lugar: Monasterio de Monsalud de Córcoles (Guadalajara). |
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