Lourdes Luna, delegada provincial de Igualdad, asistió a la inuguración del nuevo centro social de Buciegas.
Mónica Raspal Jorquera, enviada especial a Buciegas y Cañaveruelas
Como ese gran Árbol de Navidad de ganchillo que confeccionaron en 2018 —cuyos cuadros realizaron de forma individual para luego unirlos y darle forma— los vecinos de Buciegas han demostrado que ese tejido (de lana y social) era suficientemente fuerte como para sacar adelante otro proyecto más ambicioso: la construcción de un nuevo edificio municipal de usos múltiples donde poder canalizar su acción. Durante la inauguración de este espacio al que asistió esta redacción, su alcaldesa, Rosa Carabaño, resaltó muy emocionada la gran importancia del “trabajo en equipo” para hacer realidad una iniciativa que partió de sus predecesores en el Ayuntamiento pero en cuya materialización se ha volcado la actual Corporación. Tras la donación altruista del terreno por parte de dos vecinos, Carabaño repasó el “complicado proceso” para sacarlo adelante, tres años en los que no han faltado los imprevistos y dificultades, con una pandemia de por medio. Recordando las limitaciones presupuestarias de los pequeños consistorios, agradeció las “fundamentales” fórmulas de financiación que suponen las ayudas LEADER que gestiona el Grupo de Acción Local (GAL) CEDER Alcarria Conquense en la comarca, así como el apoyo y confianza de Globlacaja para la financiación de este proyecto, sin la cual no hubiera sido posible.
Alcaldes de pueblos cercanos y los vecinos de Buciegas durante la inauguración.
Ahora ya no tendrán que recurrir a los garajes cedidos por particulares para celebrar actividades de la Asociación Sociocultural constituida en 2017 y gracias a la que han conseguido “implicar de nuevo a todo el pueblo”. Esta entidad nació para promover el desarrollo sociocultural, el mantenimiento de las tradiciones y el conocimiento de la historia y patrimonio del municipio, fomentando a la vez las relaciones humanas y, en especial, la participación de los jóvenes en la vida de una localidad con 32 habitantes —la segunda más pequeña en superficie de la provincia— pero con mucha historia, pues nació en torno a 1.300 como un lugar de transición entre municipios. Desde entonces, no han faltado las fiestas locales, los talleres, las jornadas históricas y arqueológica y las actividades de recuperación de tradiciones y de conservación de la naturaleza, el paisaje y el entorno.
La delegada provincial de Sanidad, Mª Luz Fernández, junto a la alcaldesa de Cañaveruelas y el presidente del GAL.
“Aunque seamos pequeños, también tenemos necesidades”. En la misma línea se expresó la alcaldesa de Cañaveruelas, Mª Ángeles Sierra, para agradecer a las instituciones y a entidades como CEDER Alcarria Conquense su apuesta por los pueblos con poca población. Fue durante la inauguración de otro proyecto LEADER gestionado por este GAL, la reforma de un edificio y la nueva construcción de otro anexo para destinarlos a consultorio médico en la planta baja —con consultorio de enfermería y sala de espera— y cuatro salas de usos múltiples para asociaciones y otros colectivos en la primera planta, incluyendo la dotación de todo el mobiliario. Según Sierra, el objetivo era “modernizar y trasladar las instalaciones del consultorio” que se encontraba ubicado en la planta baja del edificio consistorial y cumplir con la normativa establecida para este tipo de instalaciones con las condiciones de “salubridad, ventilación e iluminación adecuadas”. Asimismo, destacó la necesidad de proporcionar un espacio para canalizar la participación social de todas las entidades que dinamizan esta localidad de 247 habitantes y que ahora contarán con varias salas para reunirse y organizar sus actividades, algo que cree que tendrá repercusión positiva a nivel social, económico y cultural e incluso en el asentamiento de la población.
El nuevo edificio que alberga el consultorio médico y las salas de usos múltiples en Cañaveruelas.
Por su parte, el presidente del Grupo de Desarrollo Rural, Vicente Caballero, señaló que estos proyectos son un ejemplo de que “con trabajo duro, esfuerzo, constancia y cooperación entre los ayuntamientos y el Grupo las ilusiones se pueden convertir en realidad”. Así, incidió en que uno de sus objetivos es conseguir inversiones en pos del bienestar de la población, pues la gente que quiere vivir o visitar a menudo su pueblo tiene derecho a encontrar los servicios para hacerlo cómodamente, tenga 3, 27 o 1.000 vecinos. Caballero aludió a los 30 años que los Grupos de Desarrollo Rural llevan luchando contra la despoblación y “contra los elementos” porque su labor en los inicios era “poco entendida” y, a su juicio, lo sigue siendo en algunas capas de poder. Sin embargo, considera que ese trabajo de concienciación “poco a poco ha ido calando” y traduciéndose en normativas como la Ley 2/2021, de 7 de mayo de Medidas Económicas, Sociales y Tributarias frente a la Despoblación y para el Desarrollo del Medio Rural en Castilla La Mancha aprobada el pasado julio por el Gobierno autonómico que, de forma pionera, hace referencia a medidas económicas y fiscales para las zonas despobladas.