Tras las huellas de una Alcarria por descubrir, la conquense

PATRIMONIO Y TURISMO

¿Quiénes fueron las brujas de Tinajas?

Hasta el 24 de julio se puede ver la muestra que rescata este capítulo de su historia en los siglos XVI y XVII como complemento de la exposición 'Brujas de la Alcarria' del arqueólogo Javier Fernández Ortea

Los procesos que la Santa Inquisición abrió en este pueblo por estas prácticas contra varios vecinos se exponen por primera vez en paneles con documentación fotográfica

Beatriz Jiménez, diputada nacional del PP-Cuenca, Javier Romero, alcalde de Tinajas, Fernando Cordente, J. Antonio Romero, concejal de Cultura, Mª del Rosal Martínez Balmisa, alcaldesa de Gascueña y Sagrario García, vicepresidenta de la Asociación de Amas de Casa, en la inauguración de la muestra.

M. Raspal Jorquera (enviada especial a Tinajas)

¿Existieron las brujas?, ¿las hubo en Tinajas?, ¿o fue un producto de la imaginación colectiva ante la necesidad de personificar sus miedos, impotencias, terrores e inquietudes? Para dar respuesta a estas preguntas y descubrir una misteriosa parte de la historia del municipio que en los siglos XVI y XVII despertó temores y recelos entre los vecinos de la localidad, su Ayuntamiento, con la colaboración de la Asociación de Amas de Casa ‘Virgen de la Paz’ inauguró ayer la muestra ‘Brujas de Tinajas’. Esta ahonda en la investigación convertida en exposición Brujas de la Alcarria del arqueólogo Javier Fernández Ortea, que cogió con ella el testigo de Heliodoro Cordente, el desaparecido escritor e investigador conquense autor de la obra 'Brujería y Hechicería en el Obispado de Cuenca’ de 1990. En entre 2016 y 2018 se pudo ver en el Monasterio de Monsalud de Córcoles —a donde muchas de esas “brujas” fueron condenadas a ir en romería para "expiar sus culpas"— y en la actualidad de forma permanente en Castejón, aunque también recorrerá los municipios que la demanden y que colaboraron para que saliera adelante. En Tinajas estará hasta el 24 de julio, con horario de visita de 10 a 13 horas y de 18 a 20 horas los sábados y domingos y de lunes a viernes a demanda llamando al consistorio

Los procesos que los tribunales de la Santa Inquisición abrió en este pueblo por estas prácticas contra varios vecinos se exponen por primera vez en 6 paneles con documentación fotográfica que se suman al resto de la exhibición gracias a la transcripción realizada por Laura Galiano, graduada en Historial Cultural, máster en Antropología Aplicada y doctorada en Humanidades. Ella accedió al documento del siglo XVI ‘Bruxas de Tinaxas’ del Archivo Diocesano de Cuenca incluido en el libro ‘Brujería e Inquisición en Cuenca’ de Dimas Pérez Ramírez, sacerdote, profesor, escritor, historiador, investigador y canónigo archivero. De puño y letra del docto Alonso Vallejo, fiscal del tribunal de la Inquisición de Cuenca (1627-1642), en él se recogen las declaraciones de hasta 34 testigos de procesos tan populares como el de María ‘la Herrera’ (1538) —considerada hechicera—, Alonso García (1600) —acusado de profanar una cruz— y las tres hermanas de la familia León (1640-1641) —realizaban lo que calificaron como rituales satánicos—.

Durante el acto al que asistió esta redacción, Fernando León Cordente defendió las conclusiones de las investigaciones realizadas por su hermano,y posteriormente por Fernández Ortea, asegurando que "las brujas nunca existieron", aunque sí muchas “prácticas brujeriles” porque algunas mujeres se ganaban así la vida y “algunos mendrugos de pan”. Asimismo, apuntó que la Santa Inquisición “tuvo de todo menos de santa” y dio pábulo a muchas envidias y resquemores, lo que propició que gran cantidad de ellas fueron acusadas de brujería. Según Cordente, a algunas las culparon de casos de infanticidio cuando en realidad los niños amanecían afixiados porque las familias dormían amontonadas o con signos de violencia, probablemente por el maltrato de sus padres, una práctica que entonces no estaba mal vista y que incluso se consideraba un método educativo. Aunque las sentencias no solían ser de muerte, para él no resultó menos grave que las torturaran, las recluyeran en casa de por vida o las colgaran el estigma social de pecadoras, sin olvidar que también hubo casos en que las acusadas explotaron esta fama para hacer negocio, aprovechando la psicosis colectiva para extorsionar a la población o para convertirla en una forma de vida como curanderas o adivinas.

De todo ello queda constancia en el resto de paneles informativos, dedicados también a los casos de otras localidades alcarreño conquenses como Villanueva de Guadamejud, Huete, Gascueña, La Ventosa y Castejón y de las caracenses de Sacedón, Alcocer, Córcoles y Pareja para arrojar luz sobre quiénes fueron realmente aquellos hombres y mujeres. Y es que para contar ese “curioso” capítulo de la historia de España, su autor Javier Fernández Ortea realizó un intenso trabajo de documentación e investigación en el Archivo de la Inquisición de Cuenca, enriqueciéndolo con las nuevas tecnologías que convierten esta visita en toda una vivencia histórica y sensorial. De hecho es el único espacio dedicado a la brujería, la hechicería, la adivinación o la nigromacia de nuestro país que incluye simuladores virtuales de vuelo en escoba, escarnio público en el cepo y quema en la hoguera, lo que potencia su atractivo e incentiva el turismo y la economía en la comarca.

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