José Manuel Navia ha incluido esta foto de la parada del coche de línea en Olmedilla de Eliz.
M.R.J.
“La despoblación y la soledad pesan ya tanto en el territorio como en el alma de las personas que hubieron de abandonarlo a la fuerza o que resisten en él contra viento y marea tratando de que su tierra no se quede también sin su condición animada y espiritual. De que el alma de la tierra, en fin, siga resistiendo, puesto que sin su alma éste es un paisaje yerto". El escritor Julio Llamazares explica así con palabras la "desaparición de un mundo” que el fotógrafo José Manuel Navia ha captado con su cámara en una “proposición estética pero también moral y política en tanto que lo que se nos narra con ellas nos afecta a todos”. Juntos presentaron ayer en la Diputación de Huesca su trabajo 'Alma Tierra', un libro y una exposición que, según explica Navia en su página web, quiere ser ante todo “un homenaje a quienes ya no están, a su cultura y a su memoria, que es la memoria de la tierra” y también “a las personas que, con energía, resignación o ilusión resisten y pelean cada día por poblar ese mundo rural que se fue o que se está yendo”.
El bar de Portalrubio inmortalizado por Navia.
Muchas de estas últimas aparecen en las 158 fotografías que, desde 2009, ha realizado por esa España interior “duramente golpeada” pero que “se resiste a desaparecer”, esos territorios o comarcas naturales que son representativos de la crisis demográfica. Entre ellos se encuentran muchos pueblos de la Alcarria conquense como Olmedilla de Eliz, Priego o Portalrubio de Guadamejud, inmortalizados para siempre por la mirada de Navia, reportero que también es licenciado en Filosofía. Quizá por eso sus imágenes de gentes y territorios siempre estén cargadas de significado y, en este caso, como ya hizo Llamazares en su novela 'La lluvia amarilla', las convierte en "una elegía, un alegato contra la marginación de unos españoles por parte del resto y una llamada a la reflexión".
La Alcarria conquense es una de las comarcas incluidas en el trabajo.
El escritor alude también a esos carteles habituales en todos los pueblos de la llamada España vaciada que aparecen de forma explícita en algunas fotografías del libro: SE VENDE. En su opinión, resume el mensaje de este trabajo: se venden casas, tierras, horizontes, hasta el alma de unos pueblos cuyos vecinos abandonaron en busca de una vida mejor o por lo menos no tan solitaria. “Mientras la España urbana y la periférica crecen a ritmo desorbitado, la interior y rural agonizan hasta extremos que a los propios españoles les sorprenderían si, además de hablar de despoblación y abandono como hacen últimamente a menudo, se atrevieran a comprobar por sí mismos la gravedad y extensión de esos dos fenómenos”, afirma.
Más información en www.jmnavia.blogspot.com.
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