Tras las huellas de una Alcarria por descubrir, la conquense
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Redacción
El agua de mares, ríos y lagos ha sido la protagonista esencial para la configuración del paisaje actual de los alrededores de Priego, un conjunto de rocas sedimentarias que son testigos de la evolución geográfica de la región en los últimos 200 millones de años en este municipio situado en el límite entre la Alcarria y la Serranía conquense. Por ello este año ha sido escogido por la Sociedad Geológica Española para celebrar el sábado, 11 de mayo, el 'Geolodía' —el año pasado fue el Valle del Calvache de Barajas de Melo (ver Alcarria Es Más, 9 de mayo de 2018) y el anterior los páramos cenozoicos y de lapis specularis de Torralba (ver Alcarria Es Más, 5 de mayo de 2017)— una jornada la de senderismo con contenido "riguroso y divulgativo" a “lugares interesantes” en todas las provincias para dar a conocer la importancia social de este patrimonio geológico y concienciar sobre su necesaria protección.
Como explican en la Guía de Campo, geológicamente esta zona corresponde con el sector más occidental de la Rama Castellana de la Cordillera Ibérica (Sierra de Bascuñana), integrada fundamentalmente por rocas carbonáticas (calizas, dolomías, margas formadas en fondos marinos relativamente poco profundos) del Jurásico y el Cretácico (200 a 65 millones de años de antigüedad) y con la Depresión Intermedia (Cuenca de Loranca), cuyo límite occidental es la Sierra de Altomira, formada mayoritariamente de conglomerados, areniscas, arcillas y, en menor proporción, calizas y yesos del Cenozoico medio y superior (entre 40 y 2,5 millones de años). En todos estos procesos el agua ha sido una protagonista de singular importancia para la formación de rocas y el modelado de las formas de relieve actuales, lo que implica erosión, transporte de detritos y sedimentación/formación de nuevas rocas, por lo que bien podría considerarse que el paisaje de Priego y sus alrededores una gigantesca escultura tallada por el agua.
El recorrido partirá del núcleo urbano de la localidad (plaza de toros) para, desde el convento de San Miguel de la Victoria, adentrarse en el Estrecho de Priego, la “profunda y bella hoz” resultante de la acción erosiva del río Escabas en la que “destaca un gran pliegue asimétrico roto por una falla en su flanco occidental”. Después, los participantes transitarán las terrazas fluviales, plataformas escalonadas en el margen del río formadas por la acumulación de sedimentos compuestos de conglomerados, areniscas y tobas calcáreas, testigos del paisaje y sus procesos en los últimos 250.000 años. Para tener una buena panorámica de la morfología de estas y observar en detalle su naturaleza es preciso llegar hasta un puente sobre el río, al que se accede por el sendero de pequeño recorrido PR-CU43. Al finalizar han programado un taller de alfarería<7b> a cargo del maestro pricense Jesús Parra, que les explicará los secretos del oficio y hará una demostración práctica del mismo.
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