Tras las huellas de una Alcarria por descubrir, la conquense
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El caso del lobero de Castejón es uno de los recogidos en la muestra que estaba ubicada en Monsalud.
M. Raspal Jorquera
La exposición ‘Brujas de la Alcarria’, inaugurada en mayo de 2016 en el Monasterio de Monsalud de Córcoles (Guadalajara), se trasladará a Castejón tras el cierre “transitorio” desde el 14 de mayo de este espacio junto con el yacimiento romano de Ercávica, en Cañaveruelas. Según han explicado a esta redacción desde la Junta de Castilla-La Mancha, ha expirado el contrato con la empresa que hace cuatro años resultó adjudicataria y la administración autonómica ha decidido recuperar la gestión de este y otros yacimientos y parques arqueológicos de la comunidad. Su objetivo es poner en marcha “en el menor tiempo posible” un nuevo modelo de “gestión integrada” mediante “una encomienda única que favorezca el trabajo en red y permita hacer un uso más eficaz de los recursos” con una “dirección única en permanente coordinación con la Consejería de Educación, Cultura y Deporte” y un “equipo permanente de arqueólogos y trabajadores para asegurar el tratamiento y conservación de los restos”, así como para tramitar las visitas, venta de entradas, etc.
La página web www.monsaludyercavica.com informa del cierre provisional.
A la espera de que se resuelva este proceso, solo seguirá siendo visitable la muestra que recoge los casos de quienes fueron acusadas de brujería en los siglos XVI y XVII en pueblos de Guadalajara como Sacedón, Alcocer, Córcoles y Pareja y de Cuenca como Tinajas, Villanueva de Guadamejud, Huete, Gascueña, La Ventosa y Castejón. Las historias de estas mujeres (y algún hombre, como el lobero de este municipio) que en su día fueron enviadas de romería para expiar sus culpas a Monsalud, al menos se quedarán cerca y en la Alcarria conquense (habrá ampliación).
Las tres ediciones de 'Jornadas Romanas Tiberias' congregaron a muchas personas en Cañaveruelas.
El año pasado, el arqueólogo y hasta hace poco dinamizador de Monsalud y Ercávica, Javier Fernández Ortea, destacaba cómo esta exposición había contribuido a dar a conocer más este monasterio cisterciense —uno de los edificios medievales más importantes del país, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1931— dado que no existen demasiados espacios dedicados a este capítulo de nuestra historia en España y ninguno que incluya simuladores de vuelo en escoba, escarnio público en el cepo o quema en la hoguera. Consiguió así aunar “rigor histórico” tras un intenso trabajo de documentación e investigación con el atractivo de las nuevas tecnologías como experiencia alternativa y revulsivo para una zona muy necesitada de turismo (ver Alcarria Es Más, 23 de mayo de 2017).
Las audioguías y el sistema de realidad aumentada fueron algunas de las innovaciones para la visita a Ercávica.
También lo ha hecho con Ercávica, un yacimiento que hace cuatro años era prácticamente desconocido fuera de los círculos relacionados con el patrimonio y que, junto al otro director del proyecto, Daniel Cordero, han logrado incluir en los circuitos turísticos. Pese a que esta comarca no estaba ni habituada ni preparada para recibir a un gran viajeros, sus amenas y divertidas visitas guiadas —especialmente las nocturnas—, las tres ediciones de divulgación histórica y lúdica de las ‘Jornadas Romanas Tiberalia’ —nunca Cañaveruelas había vivido acontecimientos de tal magnitud—, los talleres, catas de vino y otros eventos similares consiguieron revitalizar este valioso recurso hasta entonces “abandonado” turísticamente en la Alcarria conquense. Además, buscando siempre el valor añadido que ofrecen actualmente las nuevas tecnologías, puso a disposición de los visitantes unas audioguías para realizar el recorrido de forma individual e implantó un sistema de realidad aumentada para que pudieran visualizar virtualmente algunas piezas de Ercávica encontradas durante las excavaciones y conservadas en el Museo de Cuenca (ver Alcarria Es Más, 3 de mayo de 2017).
Los visitantes de Ercávica podían visualizar algunas piezas en el lugar en el que aparecieron en las excavaciones.
De hecho, su trabajo no solo ha sido refrendado por unas cifras de turistas que no han parado de crecer, sino que fue reconocido por la Diputación de Cuenca, que le concedió un premio en el 'I Concurso Lanzadera' del Patronato de Desarrollo Provincial e incluyó el yacimiento dentro de su ruta turística por la Cuenca Romana. Por ello, fuentes de esta institución esperan que la Junta resuelva lo antes posible el proceso de cambio y siga apostando por su promoción con el nuevo modelo, tal y como están haciendo ellos con la gestión del Parque Arqueológico de Segóbriga, fruto de un acuerdo de cesión con el Gobierno autonómico.
Javier Fernández Ortea se despide de Monsalud y Ercávica dejando un gran legado como gestor y dinamizador.
Con sus “aciertos y errores”, Fernández Ortea asegura haberse “dejado la piel en estos espacios” pero también que ellos les han devuelto “mucho más”. Por ello espera y desea que sus próximos gestores comiencen “con la mitad de sus ganas e ilusión” pues será “una magnífica noticia que garantizará el futuro y cuidado” de ambos. Pero por ahora y por un tiempo de momento indefinido, a Monsalud y a Ercávica volverá el silencio. El que veneraban los monjes que habitaron el primero allá por el siglo XII y el que sintieron en la segunda los celtíberos en el 179 a.C., cuando se rindieron ante las tropas romanas lideradas por Tibero —cuyo nombre toman como gentilicio los habitantes de Cañaveruelas—. Este “perfecto ejemplo de ciudad hispano-romana” de la Alcarria conquense, que también tuvo gran importancia en época visigoda e islámica, seguirá ahí, a la vista de quien recorra sus calles y los restos de lo que un día fue, pero sin nadie que le guíe y le sumerja con sus palabras en ese viaje al pasado tan necesario para valorar el presente y afrontar el futuro (ver reportaje Ercávica, el renacimiento de una ciudad que vuelve a "rendirse" y abre sus puertas al visitante).
Vídeo que resume los cuatro años y medio de intenso trabajo para dar a conocer a Monsalud y Ercávica.
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