Tras las huellas de una Alcarria por descubrir, la conquense
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Castejón volverá a incorporar la tradición de los 'Blasillos y Campanillas' en su Carnaval. Foto: Castejón Activo.
M.R.J.
El Carnaval es una celebración que tiene lugar inmediatamente antes de la Cuaresma cristiana y que tradicionalmente comienza el Jueves Lardero —en Cuenca se va al campo a comer tortilla de patatas con chorizo— y acaba el Martes de Carnaval, combinando disfraces, desfiles y verbenas en la calle. Aunque tiene su origen en fiestas paganas de Sumeria y Egipto de hace más de 5.000 años, se asemeja a las que celebraron después los romanos, que expandieron por Europa una costumbre que llevaron a América los navegantes españoles y portugueses a finales del siglo XV. En la tradición alcarreña, con el ritual ancestral de la botarga —figura aislada o grupo humano revestido al estilo de los bufones y arlequines— se pedía a la Madre Tierra abundancia en las cosechas y en la crianza de ganado, así como fertilidad para las mujeres, y con él que se celebraba el paso del invierno a la primavera para recoger el fruto de lo sembrado.
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Sin embargo, este rito solo sobrevive en áreas de la sierra y la campiña de Guadalajara y en pueblos aislados de Cuenca, aunque también Castejón lo rescató con éxito el año pasado y lo repetirá el próximo 24 de febrero (ver Alcarria Es Más, 19 de febrero de 2017). El grupo de voluntarios de Castejón Activo ha anunciado que volverá a incorporar los 'Blasillos y Campanillas' —personajes ligados al cultivo de la tierra y a la ganadería— al pasacalles popular de la charanga y comitiva carnavalesca que culminará, al anochecer, con el entierro de una sardina decorada con las escamas realizadas por niños de la localidad en las que expresan sus mejores deseos para este año nuevo. “Tierra, Agua, Fuego y Aire para recordarnos de dónde venimos y a dónde vamos”, afirman sus promotores.
La Tarasca es una animal fabuloso que se aparece en el mina de Torrejoncillo. Foto: Verónica Ortega
Y es que, ayer y hoy, el Carnaval anuncia el fin del invierno y la entrada en la primavera y con ella “la renovación y el renacimiento” para afrontar una nueva etapa. Los concursos y desfiles de disfraces son habituales en muchos pueblos de la zona como Villalba del Rey, Huete, Carrascosa del Campo, Los Salmeroncillos, Buendía o Torrejoncillo del Rey, aunque este último destaca este año por invitar a los vecinos a convertirse en los protagonistas de un cuento. Para hacerlo coincidir con la festividad de San Blas, patrón de la localidad, lo ha adelantado a mañana, 3 de febrero, proponiendo una temática conjunta para promover la participación de la población. Según sus organizadores de la Asociación Cultural Alonso de Ojeda, así lo vienen haciendo los últimos años convirtiendo la plaza del municipio un mercado medieval o en un paraje del lejano oeste con el objetivo de revivir una tradición que estaba “muy enraizada” desde antiguo con lo que llamaban las “mascaritas” pero “en peligro de desaparición” tras una etapa de “decadencia” por la despoblación.
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Esta entidad “ha tomado las riendas” para resucitarla apostando por un “Carnaval singular” con personajes que este año saldrán del mundo mágico de historias infantiles como ‘Los Tres Cerditos’, ‘Peter Pan’, ‘Blancanieves’ o ‘Hansel y Gretel’, con pasacalles y sorpresas incluidas. Pero no serán los únicos relatos que escucharán los torrejoncilleros, ya que también 'La Tarasca' volverá a la localidad para amenizarles con sus “dichos”. Esta Asociación ha recuperado otra tradición y leyenda “muy arraigada” asociada a San Blas según la cual un “animal fabuloso” se aparecía en la Mina Romana de Lapis Specularis ‘La Mora Encantada’ y, tras ser domada por intercesión del santo, recorría las calles del pueblo atemorizando por su aspecto a niños y mayores. Después recitaba junto a la hoguera versos que relataban los sucesos ocurridos en el municipio durante el año anterior.
Desde 1710, la Hermandad de Ánimas de Gascueña sale a las calles en Carnaval. Foto: Mª Rosal Martínez.
Muy diferente es la celebración tradicional en Gascueña, donde su Hermandad de Ánimas conserva, desde 1710, la misa de difuntos el primer sábado de Carnaval y su posterior procesión por las calles del pueblo portando las armas y, al son del tambor, invitando a los vecinos a rezar. Esta Cofradía de Ánimas surgió en el siglo XVIII como “reacción espiritual a los habituales desenfrenos” de esta fiesta, imponiendo el culto a los muertos y enfrentándose así abiertamente al carácter mundano de jolgorio que generalmente se le da.
Los portalrubieros han comenzado a elaborar sus propias máscaras para el Carnaval.
Por su parte, Portalrubio de Guadamejud quiere continuar con los talleres artesanales iniciados en Navidad con la elaboración de adornos navideños con elementos reciclados, invitando a los vecinos a confeccionar sus propias máscaras de Carnaval (ver Alcarria Es Más, 11 de diciembre de 2017). La Asociación Cultural del pueblo quiere seguir fomentando el trabajo en equipo intergeneracional como una forma de "estrechar lazos, crear comunidad y recuperar antiguos saberes". Después las lucirán en el desfile y la fiesta programada para la tarde del sábado, 17 de febrero. Con la colaboración del Ayuntamiento local, esta entidad rescató el año pasado una fiesta que no se vivía desde los años 50 cuando los jóvenes celebraban el ‘Día de las Máscaras’ y las 'enharinadas' —tiraban harina a las chicas que les gustaban— y alguien se ponía una careta de "demonio" para asustar a los niños, algo común también en otras localidades de la zona.
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