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25
abril
2021

HISTORIA Y PATRIMONIO

El almacén del "oro cereal" de Torrejoncillo del Rey. El silo.

Extracto de la investigación de Carlos Cuenca para llamar la atención sobre una "catedral" del pueblo que "parece perdurará para siempre" pero en riesgo por "la desidia, la atonía, la dejadez y el abandono"

Silo Torrejoncillo del Rey

Foto del Silo y la Ermita de Ntra. Sra. de la Paz, del antiguo Convento Franciscano de los Ángeles Custodios.

Texto y fotos de Carlos Cuenca Arroyo, empresario y concejal del Ayuntamiento de Torrejoncillo del Rey

“La Red Nacional de Silos es una de las empresas más interesantes acometidas hoy por el Estado. Como elemento regulador de la economía, como factor para racionalizar nuestro mercado agrícola, como instrumento puesto al servicio del labrador, la obra ingente de los silos pertenece a esa categoría de las cosas “que quedan”. Así comienza un breve pero ilustrativo documento de 1957 sobre la Red Nacional de Silos de D. Óscar Núñez–Mayo.

Ese año, considerado como el fin de la durísima primera etapa del franquismo y que daría paso al desarrollismo, 187 eran los silos y graneros que el Servicio Nacional del Trigo (SNT), el flamante y todo poderoso Organismo del Régimen, construyó para ganar “la batalla del pan”; de entre los cuales la provincia de Cuenca contaba entonces con 8 de estos almacenes de cereal, entrando en el lote Torrejoncillo del Rey, con la suerte de disponer de una de estas “catedrales olvidadas” tan emblemáticas ahora del paisaje rural de la piel de toro, y que la de Torrejoncillo se nos presenta “altiva”, consciente este edificio del agro de la comarca de su superioridad sobre el resto de edificaciones, victorioso ante la ruina -cuando no desaparición- de otras construcciones antaño preeminentes no sólo por su altura destacada sino por su valor patrimonial y espiritual.

Silo Torrejoncillo del Rey

Vista del Silo desde el paraje Las Eras del Cuartel. Foto gentileza de J. M.ª Carceller. Años 60-70.

Quizás hoy tan sólo los cansados cerros en el entorno del pueblo, tan característicos y emblemáticos de nuestro paisaje alcarreño, miren displicentes el viejo edificio prominente obra del afán humano. Es posible que incluso dolidos en su pétrea alma cuando allá en los inicios de los años 50 los yeseros descomponían con sus barrenos el zopetero de las Eras del Convento para ubicar y cementar la extraña construcción de oquedades cuadriformes, de líneas verticales y rectilíneas alzadas al cielo, como brazos del movimiento, y máquinas ingeniosas: elevadores, herrajes, sinfines, cangilones...que osaba aproximarse a su altura de oteros privilegiados.

Serían Los Chulos, o quizás Los Patas, propietarios de los hornos de yeso de Torrejoncillo del Rey, quienes trabajarían en el desmonte del solar de la actual Calle Convento donde se emplaza el Silo. Imagino los gañanes perforando enérgicos con ahínco el simple cerrillo de pan trillar, con sus barrenos de dinamita devastadora mellando con orgullo la era y haciendo volar por los aires los bloques de aljez, y que los viejos de lugar aseguran llegaban como proyectiles hasta la calle Honda; alborotando la paz de torrejoncilleros con las explosiones atronadoras, inmersos los vivos en sus faenas y quehaceres diarios, y sobresaltados por el ruido impertinente los Caballeros de la Orden de Santiago, que dormirían la paz de los justos en sus distinguidos y fríos panteones de la Ermita de Nuestra Sra. de la Paz del antiguo Convento Franciscano, y que observarían indignados y molestos la obra magnífica.

Silo Torrejoncillo del Rey

Vista del Silo desde Las Eras del Cuartel en 2011.

Como sabemos, el lugar escogido para la ubicación del silo se situó al sur del pueblo, en una de las muchas eras situadas a las afueras, junto a la carretera a Palomares del Campo, frente al Convento. Desconozco quien sería el propietario del terreno, y en el vuelo realizado por los americanos en esos años, incluido en los archivos del Plan Nacional de Ortofotografía Aérea (PNOA), puede verse con claridad un silo en plena construcción. La licencia municipal correría a cargo de mi tío abuelo D Rafael Cuenca Jiménez, a la sazón alcalde y carpintero de profesión, y las bendiciones con el hisopo y las aguas las dispondría el párroco de entonces, D Patricio Gabriel García Fernández.*

*Accede al artículo completo para leer más sobre la Red Nacional de Silos y Graneros.

Al inicio de la década de los 2000, los silos se fueron transfiriendo a la D. G. de Patrimonio del Ministerio de turno, las Comunidades Autónomas, Ayuntamientos, y particulares, sin resolverse el problema que generaba esta Red desamparada, con tantos recursos públicos invertidos, trasladando el problema de unas Administraciones a otras ante la imposibilidad de hacer frente indefinidamente a unos costes de mantenimiento sin perspectivas de futuro. La solución, después de todos estos años, ha sido meridianamente clara, anular la Red de Silos para la agricultura española, abandonar las instalaciones a su suerte y dejarlas arruinar por un Estado inmisericorde, moderno para estas cosas tan rancias, antaño encaprichado con el juguete con fondos sin mesura, hogaño rácano en ideas imaginativas y arriesgadas, y en propósitos de reconversión e inversiones; y trasladar el problema a los pequeños Ayuntamientos rurales sin autonomía y recursos, sin propiedad, pero obligados a enfrentarse a los costes de mantenimiento de estas catedrales olvidadas, herrumbrosas y tristes, solaz de torcaces y estorninos.

Silo Torrejoncillo del Rey

Documento. Diligencia del libro de visitas de inspección a los almacenamientos de cereal de Torrejoncillo del Rey.

En lo que respecta al Silo de Torrejoncillo del Rey, la titularidad pasó a la D. G. del Fondo de Garantía Agraria (FEGA), del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y en esta máxima de la extinta Red Nacional de Silos de trasladar el problema, como Juana la Loca deambulaba el cadáver de Felipe el Hermoso por toda Castilla, el muerto recayó a Patrimonio de la Consejería de Agricultura de la Junta de Comunidades de Castilla – la Mancha. El Ayuntamiento, mediante un acuerdo de 22 de enero de 1998, dispone de autorización de uso “para fines de interés general agrario, uso limitado al tiempo estrictamente necesario, con abono de todos los gastos que el mismo ocasione, incluidos arbitrios municipales, impuestos sobre Bienes Inmuebles, tasas o contribuciones especiales que puedan existir sobre dichos inmuebles, eximiendo al FEGA de los mismos durante el tiempo que dure la cesión, formalizada el 19 de enero de 1998”. Esta cesión no suponía derecho adquirido alguno.

El despropósito para los intereses municipales continua de forma que el “FEGA procedería a dar de baja todos los contratos de servicio existentes a partir de la fecha de entrega, tales como agua, luz, etc., siendo por cuenta del Ayuntamiento la gestión, contratación y pago de los servicios que estime oportunos, y que añotodas las responsabilidades que pudieran derivarse de la utilización del inmueble, incluso la reparación de los posibles daños o desperfectos que pudieran producirse, serán por cuenta del Ayuntamiento, que deberá cesar en el ejercicio de la actividad que se autoriza, tan pronto como sea requerido. El conocimiento por el FEGA del incumplimiento de las obligaciones derivadas de los fines para los que es cedido, comportará la revocación de la cesión unilateral por el cedente”. Denotan estos acuerdos un descarado interés de la Administración por el sostenimiento y conservación de su Patrimonio al estilo de bueno de Pilatos, descargada la conciencia y responsabilidad en los Ayuntamientos rurales. Una dejación sin paliativos.

Silo Torrejoncillo del Rey

Facha de la Ermita de la Soledad, usada como GRANERO desde el final de la guerra hasta finales de 1958.

Que en la comarca alcarreña en la que estamos, iniciado el desmantelamiento de la Red Nacional de Silos, había necesidades particulares de almacenamiento de cereal, es una verdad constatada con la simple visita a los arrabales urbanos de nuestros pueblos y ver la proliferación de naves agrícolas que los agricultores, propietarios de explotaciones, y cooperativas, han construido sin denuedo para la custodia de sus cosechas; y para ahondar en el despropósito para la Red, la gran mayoría de ellas edificadas bajo el paraguas de las ayudas de los Fondos de Desarrollo Rural Europeos para la lícita mejora e incorporación tan necesaria de jóvenes a las explotaciones agrícolas.**

**Sigue leyendo en el artículo completo.

Situándonos de nuevo en el año de 1952, en los que se llevaría a cabo la construcción del silo de Torrejoncillo del Rey, coincidiendo con los primeros Planes de la expansión de la Red Nacional como hemos visto, para aportar algunos datos curiosísimos, muy interesantes, algunos de ellos frutos del azar. El Silo dispone de una pequeña oficina, con una mesa camilla desvencijada huérfana de faldas y brasero testigo de no pocas tertulias sobre el campo y la meteorología caprichosa. En ella, en un viejo armario carcomido, he rescatado un puñado de documentos, muchos ya inservibles -¡ay, cuántos valioso desaparecidos!- llenos de polvo y excrementos de roedores, que han dado cuenta de mucho de estos papeles para una dieta rica en celulosa; pero aun bastantes y valiosos, algunos en buen estado, y recuperar así parte de la historia de este edificio principal.

Silo Torrejoncillo del Rey

Esquemas de un Silo de recepción, tipo D, similar al de Torrejoncillo del Rey.

Entre la documentación rescatada de la oficina auxiliar, sorprendentemente hayo prácticamente intacto un Libro de Visitas de Inspección al Almacén Cereal de Torrejoncillo del Rey. La diligencia de este libro de actas por el Jefe Provincial de Cuenca del SNT es de 10 de septiembre de 1953, año en el que aun el silo estaba sin construir. Como es sabido, después de la guerra civil, la Ermita de la Soledad fue usada como granero del SNT hasta la puesta en funcionamiento del Silo, sería denominado como almacén nº 1, y es aquí donde los agricultores del pueblo almacenaban sus cosechas de trigo, y que alimentaba durante todo el año la fábrica de harina, y mantenían calientes y aromáticos los muchos hornos de pan blanco con los que contaba el pueblo.

Entre sus páginas ajadas leo las notas de la inspección de 30 de agosto de 1956, donde se constata el mal estado en que se encuentra la Ermita. El Jefe Provincial escribe en este sentido: “únicamente encuentro en el almacén n.º 1 Ermita de la Soledad, que cada día se encuentra en peores condiciones, pues la grieta que tiene en el lado izquierdo está más abierta creyendo el que suscribe, sería conveniente, adjudicar todo el trigo y reparara urgentemente”. La Ermita, tras el derribo de la antigua iglesia, fue reparada y restaurada con elementos de ésta, como el retablo, y devuelta al Culto en el año de 1961; el uso como granero finalizaría en el año de 1958; aunque no perdería su función en esta perspectiva católica, de ser recogimiento de las “semillas” de Torrejoncillo del Rey al amparo de Ntra. Sra. la Virgen de la Piedad de Urbanos en los meses de mayo.

Silo Torrejoncillo del Rey

Foto de los equipos de control y maniobra del silo, aún en servicio.

Otro dato curioso que obtengo de este especial documento a salvo de la voracidad de los roedores y la desidia y dejadez de nuestras élites, y que desconocía totalmente, es la existencia de otro almacén de trigo en el pueblo, ubicado en alguna sala o cámara y denominado almacén nº 2, Panera. Ignoro su ubicación. Se indica en la entrada n.º 27 de marzo de 1958 del libro de vistas que “la panera nº 2 solamente se usa para trigo no de semillas y que se encuentra en malas condiciones”. A partir de este año, no hay más menciones ni referencias a este misterioso almacén. Indagando a los viejos del lugar, últimos reductos de la memoria viva del pueblo, me indican que quizás se tratara de alguna nave almacén en el interior del pueblo, posiblemente la de D. Juan José Balsalobre, en la calle Capitán Calleja.***

***Lee el artículo completo para conocer todas las características técnicas de este silo.

En este momento se han iniciado los trámites ante la D. G. de Patrimonio de la Junta para la correspondiente autorización de la actuación propuesta, como un permiso paternal, ya que como he indicado, estamos sujetos a la tutela de Administraciones supramunicipales, que coartan la autonomía municipal sin posibilidad de actuación, incluso para una mejora sustancial del arruinado edificio con fondos propios, gasto que para colmo hay que comprometer previamente.

Bien es verdad que siempre queda el recurso de desafectar el Silo, con el correspondiente inicio del expediente y solicitud al actual titular, la Junta, donde el muerto, con toda su mortaja de cintas y engranajes, pasaría a manos del Ayuntamiento, disponiendo así de total independencia y gestión sobre el mismo. Al fin y al cavo sería nuestro muerto. Acción que a mi juicio se debería acometer, ya que el total del coste actual del mantenimiento y sustento, los riesgos de seguridad industrial por el uso que aún se realiza, etc., recaen indiscriminadamente sobre el Ayuntamiento, pero sin la libertad de cualquier actuación o iniciativa que pudiera realizarse para el interés común, uso y aprovechamiento definitivo de todo el pueblo.

Silo Torrejoncillo del Rey

El Silo de Torrejoncillo del Rey en 2013.

Y termino con este recorrido por la memoria del Silo, que he tratado recuperar con este trabajo, con el aspecto más humano, y que no es otro que el de las personas que formaron parte de su vida, mozos que acarrearían los sacos que alimentaban la celda insaciable, engrasarían las poleas y motores de giros sin fin, limpiarían de polvo las instalaciones, contabilizarían el saquerío con sus entradas y salidas de trigos blandos y duros, cumplimentarían vales-pagarés sustento de familias durante todo un año… Algunos nombres ya han paseado por este texto, pero no podrá ser completo esta modesta investigación sin hacer mención a protagonistas principales de la historia.

No es difícil imaginar el bullicio entorno al Silo en los meses de recolección, con la confluencia de tantos labriegos de la comarca, y sus bestias de carga, galeras, carros repletos de sacos con la cosecha del año. Que fue un punto estratégico para la vida del pueblo no cabe duda. Desde muy temprano, en pleno inicio de funcionamiento del almacén, ya se abrió la primera taberna, la de los Bocacha, en el corral que actualmente ocupa la quesería de Javier Medina, donde esperando su turno almorzarían los agricultores y mozos, descansado de la larga marcha desde los pueblos vecinos. Otros negocios confluirían a la larga sombra del edifico, como el surtidor y el bar de Liborio, también con ferretería y tienda de telas, zapatos, y utensilios para el hogar; o el moderno Bar Restaurante El Chalet, en 1976; y la nueva báscula también instalada próxima al Silo, en esta locura inconsciente de manejo de los fondos públicos donde la báscula del SENPA en el Silo se encontraba a escasos 200 m de la instalación de otra nueva.****

****Sigue leyendo en el artículo completo.

Silo Torrejoncillo del Rey

Foto exterior del Silos de Chillarón (Cuenca), nuevo Centro C-M de Tecnificación Deportiva en Espeleología.

Pongo fin a este trabajo sobre el Silo de Torrejoncillo del Rey, con freno a la imaginación desbordada sobre las infinitas posibilidades que entraña la Red, con el que he tratado con estas líneas hacer una llamada de atención para el auxilio de este Patrimonio rural indefectible. No era mi intención mostrar una visión nostálgica y trasnochada que justifique hoy su inútil servicio por el mero hecho de encerrar en su arquitectura gran parte de la reciente historia agraria del pueblo, como una mirada melancólica y paralizante -en muchos momentos de indignación por tanta desidia-, que bloquee la imaginación y anule la voluntad de luchar por estas cosas que quedan.

Espero haber conseguido al menos hacer una llamada a la conciencia colectiva del pueblo para la preservación y conservación de esta identidad local, y tratar de evitar su continuo deterioro hasta que situación insalvable, irreversible, como la de tantos edificios históricos desparecidos del Patrimonio de Torrejoncillo del Rey, y aun hoy, los pocos que restan al borde de su desaparición. Creo que las alternativas pueden ser muchas, ninguna sencilla y económicamente difíciles de financiar, bien es verdad, sólo hace falta voluntad, que la sociedad del pueblo se involucre y actúe abiertamente, luchar por nuestra autonomía municipal y reclamar a las Administraciones superiores, partícipes de este engranaje de responsabilidades y dejaciones, que contribuyan en la reconversión de los Silos, en un reto que es realista y posible, tangible, para el futuro y el desarrollo de nuestros pueblos.

Accede aquí al trabajo completo de Carlos Cuenca, empresario y concejal del Ayuntamiento de Torrejoncillo del Rey

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